Bakunin: es la esclavitud el peor de los males, Marx, y no la pobreza.
Marx: podemos obligar a los hombres a ser libres, en el sentido en que se puede obligarlos a acturen racionalmente o, en todo el caso, evitando que actúen de modo desatinado.
Bakunin: una libertad impuesta no es digna de ese nombre.
Trecho del libro “Díálogo Imaginario entre Marx y Bakunin”, de Maurice Cranston, Ed. Imaginário.
Para Soma, el anarquismo está presente como práctica ética que nortea su metodología y desarrollo. Como terapia que estudia el comportamiento humano, definimos la neurosis como un producto de las sociabilidades autoritarias, reproducida en todas las esferas de la convivencia social (familia, trabajo, medio social como un todo) interfiriendo en las actitudes, comunicaciones y percepciones de la individualidad.
En varios ensayos publicados, especialmente “Utopia e Paixão”, “Sem Tesão Não Há Solução” e “Ame e dê Vexame”, la política del cotidiano de Soma es explicitada por Roberto Freire: a través de una ética anarquista, basada en respeto a la individualidad y en la solidaridad, donde una vida sana busca el placer contra el sacrificio. Al romper la visión tradicional de izquierda y derecha y proponer una nueva división política, Soma ve el Anarquismo como la ideología del placer que combate y resiste a la ideología del sacrificio, ampliamente propagada no sólo por el liberalismo globalizado, sino también en los cánones del marxismo y de la sicoanálisis, dos teorías arraigadas en el imaginario del sentido común.
No se puede seguir esperando el “paraíso socialista”; ni permanecer creyendo que la naturaleza humana tiene un lado anti-social, el “instinto de muerte”. En Soma es frecuente encontrar comportamientos inspirados en estos determinismos científicos, que justifican el conformismo, la inercia, la sumisión, el pesimismo, el desencanto, el escepticismo, todos con rigidez ideológica enraizada en el sacrificio del placer y de la libertad. Entonces, nuestra propuesta terapéutica es romper con los “cascos” qur limitan la realización de las utopías anarquistas en el aquí y ahora, incentivando la rebeldía ante la neurosis que mediocriza la vida y apoyando la iniciativas libertarias. También en la práctica y en la vivencia de nuevas experiencias de relaciones amorosas, productivas, de vivienda, de amistad, que contesten los estándares morales y las reglas sociales impuestos por los valores capitalistas.
En todos esos años, los somaterapeutas vienen realizando producciones cooperativas con varios compañeros libertarios, sea en la realización de eventos y palestras, como en la publicación de libros y periódicos. Por eso, lo que nos interesa y motiva en relación al anarquismo es su práctica mucho más que su discurso. Rescatar para el anarquismo su carácter de rebeldía, de acción directa, de construcción de nuevas sociabilidades. Este es nuestro “tesão”, nuestro “anarquismo somático”.
En los grupos de Soma, hemos probado una dinámica de grupo en una perspectiva autogestiva, buscando construir un proceso terapéutico donde el grupo represente un micro-laboratorio social. Esta estrategia torna el proceso terapéutico rico y dinámico, donde el reconocimiento de los conflictos emocionales ocurre a partir de una investigación personal, asociada al entendimiento de cómo actuamos en el social. Más de lo que discutir la teoría anarquista, buscamos vivir la práctica de un proceso libertario, incentivando la busca del consenso, la abolición de liderazgos fijos, la comunicación limpia de juegos de poder, la solidaridad en el lugar de la competición.
La decadencia y la falencia de las sociedades autoritarias piden una afirmación inventiva. E a penas el Anarquismo puede ofrecernos muevas posibilidades, en acciones y prácticas de sociabilidad que se contrapongan a las jerarquías sociales. Para esto, necesitamos ser más osados, menos tímidos, nos posicionar no a penas en palabras, sino, sobre todo, en actitudes, en proyectos, en utopías que muestren un Anarquismo posible de ampliarse para allende de su soledad.