Soma es un proceso terapéutico-pedagógico, que establece una relación permanente entre el comportamiento individual y la forma como nos relacionamos en la sociedad. Ella surgió de la unión singular de teorías y prácticas contemporáneas en algunos campos del saber, en la psicología, sociología, política y la filosofía. Su epistemología y metodología transdisciplinar le conceden un carácter original y en constante evolución y desarrollo.
Posicionándose como una terapia libertaria, Soma entiende el comportamiento humano desde del cotidiano de las personas y sus interacciones sociales. Son los juegos de poder, presentes en las micro-relaciones cotidianas que producen el origen del autoritarismo social, donde los valores capitalistas como la propiedad, la competición, el lucro y la exploración ya no deben ser tratados solamente como cuestiones de mercado e ideología. Se torna innegable la influencia de estos valores sobre áreas vitales de las relaciones humanas. Para Soma, por lo tanto, la política empieza en el diario, en lo que llamamos una política del día a día, y está directamente implicada en nuestro funcionamiento emocional.
Solamente la racionalidad es insuficiente para comprender la inmensa teja de controles impuestos socialmente y su impacto sobre la individualidad. Este es el gran paradojo: cómo escapar de las relaciones de poder con los sentimientos y todas sus extensiones emocionales contaminadas por algo que huye del campo de las ideas, del pensamiento. El hecho de que se crea en una visión de mundo, no basta para tener un comportamiento libertario en el amor, en la familia, en las relaciones afectivas. Infelizmente, parece más fácil intentar ser libre afuera de casa, lejos de la privacidad y exilado del cuerpo.
Fueron estos cuestionamientos que llevaron a la creación de Soma – una terapia anarquista, al principio de los años 1970. Roberto Freire, militante clandestino luchando en contra la dictadura militar, no encontraba en la Psicología tradicional ni en la Psicoanálisis – metodología en que se graduó y después dejó por divergencias ideológicas – herramientas necesarias para ayudar a tratar de los conflictos emocionales y psicológicos de sus compañeros de lucha. Se hizo necesario, entonces, buscar las investigaciones de un científico renegado por el medio académico, el disidente más radical de la Psicoanálisis: Wilhelm Reich. Desde entonces, creó una técnica terapéutica corporal, en grupo y que está directamente implicada en la forma de cada uno vivir en sociedad.
En los laboratorios sociales que representan los grupos de Soma, buscamos percibir nuestras prácticas de poder engendradas en nuestro comportamiento, como afectamos y somos afectados por otros. Al mismo tiempo, la dinámica de grupo autogestionaria nos auxilia en la construcción de un proceso terapéutico que no está separado de la forma de vivir ética y políticamente. De esa forma, la terapia de grupo crea un espacio de entendimiento sobre sí mismo, donde el otro es una especie de espejo social, reflejando nuestra forma de actuar y comportarse.
¿Los objetivos de Soma están ligados a cuestiones cómo construir una subjetividad libertaria? ¿Qué ética es posible para pensar la autonomía? Cómo establecer las bases de una sociabilidad apoyada en la defensa de las diferencias individuales? Y ¿Cómo ubicar el cuerpo en el centro de la intersubjetividad?
Metodología
Soma tiene un tiempo determinado de duración (cerca de un año y medio), para evitar la dependencia terapéutica/cliente y es realizada en sesiones de tres horas cada (son cuatro por mes). Cada sesión es compuesta de ejercicios corporales, dinámicas de grupo autogestionarias y estudio crítico de nuestro comportamiento.
Una sesión comienza con la práctica de ejercicios corporales, que actúan sobre diferentes áreas del comportamiento, como la agresividad, la creatividad, la comunicación, la sensorialidad etc. Son juegos, elementos retirados de danzas etc, que tienen tanto una función bioenergética, como la capacidad de despertar cuestiones y entendimientos sobre nuestra forma de actuar en el día a día.
Tras esta etapa, el grupo realiza la lectura del ejercicio , buscando verbalizar las sensaciones y percepciones producidas en la fase anterior, intentando articular tales impresiones con el cotidiano. La lectura puede ser tanto sobre sí mismo, como también sobre algún compañero de grupo. En esta etapa, el participante de Soma comienza a producir su autonomía terapéutica, desarrollando una mirada y una comprensión más grande, a partir del cuerpo, sobre las actitudes y comportamientos en el cotidiano. Por fin, hay el cierre de la sesión, donde el terapeuta busca sintetizar los principales elementos apuntados por el grupo dentro de la visión libertaria de Soma.
Son cuatro sesiones por mes, distribuidas en fechas y horarios acordados colectivamente. A lo largo del proceso, son realizadas hasta tres jornadas de campo: viajes a regiones donde la naturaleza esté preservada (Visconde de Mauá – RJ, por ejemplo). EN estas jornadas, trabajamos en contacto directo con la naturaleza, como en subida de ríos, caminadas y tracking. Este es un importante momento para la dinámica del grupo, pues evaluamos la autogestión del proceso.
Al fin del grupo, cuando se agota la batería de más de cuarenta ejercicios, se concluye el proceso terapéutico de cada miembro con la silla-caliente (cadeira quente). En esta etapa, cada sesión de tres horas es dedicada a un miembro del grupo como de organizar su material vivido durante el proceso del grupo. Este período es el más importante de Soma, donde atingimos el máximo de la comprensión autogestionaria del proceso terapéutico. Todos hacen la silla caliente, incluso el terapeuta.
Soma se concentra, de esa forma, en la construcción de espacios de libertad, en busca de la autonomía y en la producción autogestionaria vividas en el presente. Las influencias teóricas y el momento político vivido en Brasil durante de creación de Soma, encontraron una convergencia común en la elaboración de una terapia con objetivos libertarios.
Breve histórico
El nacimiento de Soma aconteció en un crítico escenario de la historia reciente de Brasil, el en período del régimen militar, instaurado en Brasil en 1964. Los jóvenes que luchaban contra la dictadura no disponían de un método terapéutico en que pudieran confiar, políticamente, en el atendimiento de los desequilibrios emocionales y psicológicos provocados en sus vidas por el rechazo y la represión autoritarios de las familias burguesas, ligadas a la represión de los militares y políticos fascistas. El miedo de la denuncia era tan presente que padres entregaban a sus hijos, amigos y novios hacían lo mismo con sus compañeros. Era necesario crear un soporte terapéutico con objetivos políticos explícitamente libertarios, capaz de atender a esta realidad vivida en este período. Y así, surgió Soma, fruto de estas experiencias de Roberto Freire en teatro, en la acción política contra la dictadura militar y en el encuentro con las obras de Wilhelm Reich, de la Gestalt-terapia y de la Antipsiquiatria, todo eso mezclado con una visión anarquista de mundo.
Soma nació de una investigación sobre el desbloqueo de la creatividad, realizada en el Centro de Estudos Macunaíma, en San Pablo, Brasil. A través de ejercicios teatrales, juegos lúdicos y de sensibilización, Roberto Freire y un equipo de colaboradores (Mirian Muniz, Silvio Zylber e Flávio Império) fueron creando una serie de vivencias que posibilitaban una rica descubierta sobre el comportamiento, sus infinitas y singulares diferencias. Percibir cómo el cuerpo reacciona delante de situaciones comunes en el cotidiano de las relaciones humanas, permite la construcción de aquello que caracteriza las personas en su singularidad para crear una sociabilidad nueva, donde la masificación ceda espacio a la diferencia.
Aún ante una sociedad dicha democrática, tras la “apertura política” con el fin de la dictadura militar en Brasil, vivimos en un mundo cada vez más marcado por los sutiles mecanismos de control. Si en el pasado la presencia del autoritarismo era explícita, hoy el poder navega por capas menos obvias de captura de las singularidades, tornándose más complejo y perverso.
Las corrientes teóricas en que nos basamos están directamente ligadas a estos análisis sociales y políticas en la actualidad y adoptadas por nosotros con el propósito de crear resistencias contra las prácticas de poder que intentan aniquilar lo que hay de singular en cada uno.